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Amber, un agente de la felicidad, viaja por el Himalaya de Bután para analizar la felicidad de la gente. En su remoto viaje por las montañas, busca la plenitud… No estoy seguro de si esto debería llamarse en su lugar “Agente de la satisfacción”. No contento en el sentido de apenas tener lo suficiente, sino en el de estar genuinamente satisfecho con la suerte que le toca en la vida. Eso es lo que Amber intenta averiguar mientras viaja por todo este pequeño reino del Himalaya, dos veces al año, tratando de determinar cómo se sienten sus ciudadanos con respecto a las cosas. Utilizando una combinación de herramientas, habla con residentes antiguos y nuevos, urbanos y rurales, tradicionales y más modernos, todo con el objetivo de establecer cómo se siente la población y transmitir esa información a un gobierno que quiere escuchar y aprender sobre esas actitudes para ayudar a mantener a su gente en un buen lugar, mental y físicamente. Este documental nos presenta a una serie de individuos cuyas aspiraciones varían considerablemente -a veces dependiendo de la edad, la capacidad, la ubicación, la educación/capacidades vocacionales- pero sobre todo nos queda una sensación de su apreciación de su entorno. Aunque sus medios de vida pueden ser vistos por Occidente como más básicos, agrarios, subdesarrollados; su propia percepción de su existencia en lo alto de las montañas con hermosos paisajes, aire fresco y las bendiciones de sus dioses sobre ellos parece ofrecer esa esquiva sensación de que menos es más y plenitud. Obviamente no todo el mundo es delirantemente feliz, pero hay una clara falta de “clamor” por el cambio ya que el respeto por el Rey y el status quo parece permear a todos los grupos demográficos gritando “no está roto, así que no lo arregles”. Hay bastantes personajes aquí, algunos más entretenidos y algunos francamente cascarrabias, y Amber a veces tiene mucho trabajo por delante tratando de obtener respuestas significativas a sus preguntas para poder extrapolar los datos de manera útil. En una sociedad que no ha evolucionado mucho en términos tecnológicos, parece que todavía es posible acceder a Internet para todos y existe una orgullosa tradición de educar a todos para que puedan tomar decisiones, y sin embargo, en general, todavía sienten esa palabra mágica: felicidad. ¡Tener vacas también parece ayudar!

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